POSIBLEMENTE NUESTRO ULTIMO GRAN VIAJE. ITALIA.
Sí, posiblemente nuestro último gran viaje. Y es que si todo va bien, como mucho irá a Durango, para despedirla como se merece y mis rutas cambian de color.
Del blanco, al negro, de 90km/h a por lo menos lo q me diga la señal, incluso 120 o 130km/h si no estamos en España, y es que a veces .... Lo que hubiera dado por poder dar gas y que me respondiera; pero la Derbi 125 es lo que tiene, potencia...pues no, claro es una 125. Pero si me he curtido como Marypomppins es gracias a ella.
Este viaje ha sido desde el principio un viaje de contrastes, empezamos muy ilusionados, más Sergio que yo, llevaba ya unas semanas diciendo... ¡Que ganas tengo de este viaje! Quizás pensando que este verano no toca gran viaje, circunstancias personales o simplemente se dejó enamorar preparándolo.
Yo no invierto tiempo en preparar nuestros viajes, confío en Sergio y es que es fácil , él siempre ha sido el guía, y siempre sale bien.
El primer gran contraste llega enseguida, al acabar el viaje q empezó tan lleno de expectativas Sergio lo acaba ... Plof! Quizás no es bueno esperar tanto, quizás coger un catarro el segundo día y q tus visitas mas continuas sean las farmacias, quizás... Eso influyera. Pero además de todo eso, pienso que le ha traicionado su ansia de alcanzar ese viaje especial, perfecto y no ha sido así.
Yo, sin expectativas, salvo salir de la rutina, descansar, la última semana fue brutal, evaluaciones, gestiones, aprobé el teórico de moto!, bueno maletas por aquí , por allá...
Mientras Sergio entraba en el barco ya queriendo salir, todo hay q decirlo y es q se marea, yo entraba sorprendida, era casi como el crucero que hice con mis hijos, que como no, desde el primer día, no dejo de acordarme de ellos, es extraño, Sergio me lo ha repetido muchas veces, no pareces disfrutar tanto con ellos cuando los tienes y en cuanto te separas los añoras. Y tiene razón, a veces las responsabilidades toman un primer plano y no se relativizar para disfrutar. Este verano pienso centrarme en esas tres personillas y VIVIR, sin tanta norma y responsabilidad. Yo ya me entiendo.
Pues bien, siguiendo con los contrastes del viaje, él algo decepcionado y yo he descubierto que conducir en Italia me encanta, sí, ya se todo lo que opináis pero si haces como ellos, dentro del caos y del "todo esta permitido", todo fluye sin pitadas, ni insultos, cambia el chip y piensa que donde hay raya continua aunque sea doble se puede adelantar, dirección contraria? Pues si lo necesitas no pasa nada y si uno tiene que incorporarse o girar o lo que sea, pues lo hace y punto.
Parece extraño, pero me he sentido segura, la gente te facilita hacer todo, claro que ellos también lo harán y conducir exige concentración diez, pero es divertido y a esto se le suma que asfalto, lo que se dice asfalto, malo quizás sería mejor tierra, vaya boquetes, desniveles, etc. De vez en cuando ves señales de peligro carretera con desnivel, ja ja más valía de vez en cuando poner atención tramo en condiciones y ahorraban señales.
Sí, posiblemente nuestro último gran viaje. Y es que si todo va bien, como mucho irá a Durango, para despedirla como se merece y mis rutas cambian de color.
Del blanco, al negro, de 90km/h a por lo menos lo q me diga la señal, incluso 120 o 130km/h si no estamos en España, y es que a veces .... Lo que hubiera dado por poder dar gas y que me respondiera; pero la Derbi 125 es lo que tiene, potencia...pues no, claro es una 125. Pero si me he curtido como Marypomppins es gracias a ella.
Este viaje ha sido desde el principio un viaje de contrastes, empezamos muy ilusionados, más Sergio que yo, llevaba ya unas semanas diciendo... ¡Que ganas tengo de este viaje! Quizás pensando que este verano no toca gran viaje, circunstancias personales o simplemente se dejó enamorar preparándolo.
Yo no invierto tiempo en preparar nuestros viajes, confío en Sergio y es que es fácil , él siempre ha sido el guía, y siempre sale bien.
El primer gran contraste llega enseguida, al acabar el viaje q empezó tan lleno de expectativas Sergio lo acaba ... Plof! Quizás no es bueno esperar tanto, quizás coger un catarro el segundo día y q tus visitas mas continuas sean las farmacias, quizás... Eso influyera. Pero además de todo eso, pienso que le ha traicionado su ansia de alcanzar ese viaje especial, perfecto y no ha sido así.
Yo, sin expectativas, salvo salir de la rutina, descansar, la última semana fue brutal, evaluaciones, gestiones, aprobé el teórico de moto!, bueno maletas por aquí , por allá...
Mientras Sergio entraba en el barco ya queriendo salir, todo hay q decirlo y es q se marea, yo entraba sorprendida, era casi como el crucero que hice con mis hijos, que como no, desde el primer día, no dejo de acordarme de ellos, es extraño, Sergio me lo ha repetido muchas veces, no pareces disfrutar tanto con ellos cuando los tienes y en cuanto te separas los añoras. Y tiene razón, a veces las responsabilidades toman un primer plano y no se relativizar para disfrutar. Este verano pienso centrarme en esas tres personillas y VIVIR, sin tanta norma y responsabilidad. Yo ya me entiendo.
Pues bien, siguiendo con los contrastes del viaje, él algo decepcionado y yo he descubierto que conducir en Italia me encanta, sí, ya se todo lo que opináis pero si haces como ellos, dentro del caos y del "todo esta permitido", todo fluye sin pitadas, ni insultos, cambia el chip y piensa que donde hay raya continua aunque sea doble se puede adelantar, dirección contraria? Pues si lo necesitas no pasa nada y si uno tiene que incorporarse o girar o lo que sea, pues lo hace y punto.
Parece extraño, pero me he sentido segura, la gente te facilita hacer todo, claro que ellos también lo harán y conducir exige concentración diez, pero es divertido y a esto se le suma que asfalto, lo que se dice asfalto, malo quizás sería mejor tierra, vaya boquetes, desniveles, etc. De vez en cuando ves señales de peligro carretera con desnivel, ja ja más valía de vez en cuando poner atención tramo en condiciones y ahorraban señales.
Y segundo contraste, Norte y Sur, gran contraste del viaje. El sur de Italia de camino a Nápoles, me quedé realmente sorprendida, la forma de conducción " a la italiana" se lleva a su más marcado carácter. Muchos pueblos que te hacen ver Marruecos, sí Marruecos, sus calles, su aparente forma de vida, es extraño, me chocó. Con la Derbi no podíamos ir por vías rápidas y eso hace que pases uno y otro pueblo y fueron muchos kilómetros y muy despacio donde a veces no asociaba con mi idea de Italia. Hoteles, capuchinos y cenas muy bien de precio, eso sí pero pasta. pizza, pizza, pasta y poca variedad comparándolo con nuestra dieta mediterránea, aunque buena calidad.
Queda en mi recuerdo la costa Amalfitana, Siena, y mi reliquia del viaje los Cinque Terre, cinco pueblecitos en acantilados de vértigo, carreteras para disfrutar y donde los colores se intensificaron, el mar se presenta hermoso, los pueblos van apareciendo de curva en curva y se acercan al mar majestuosos, sencillamente geniales. Y esto fue el sur, la toscana nos iba acercando de nuevo hacia el norte de Italia, es bonita, colina, campo, campo, colina y los verdes y amarillos juegan alternándose a tu paso pero... me quedo con esos cinco pueblecitos. Ah y a Possitano en la costa Amalfitana se baja hasta abajo en coche/moto que andando es mortal la subida( por experiencia).
Y llegados a Roma...no m,e cansaría nunca, me encanta, es especial, es mágica, colosal, y l Vaticano, la plaza San Pedro es uno de esos sitios que me sobrecoge, me suscita respeto. Y mi gran favorita...Florencia, es muy especial, pasear por el puente Vechio, el Duomo, es maravillosa.
Bueno y pasando todo esto, Sergio seguía tosiendo y sin poder dormir a penas dos horas seguidas, su viaje era diferente, yo hubo tramos que disfruté de cada curva hasta que estos ya adentrados en la noche se me hacían difíciles, me costaba seguir aquella linea que nunca iba recta y es que las curvas enlazan una con otra sin piedad y lo que comienza siendo un baile, un juego acababa siendo duro, pero ahí que seguimos trazando.
Retornamos por la Provenza francesa, lo que otro fin de semana fue una ruta genial, el resfriado de Sergio que persistía, dejó a un lado aquellos flamencos, aquellos campos, arrozales y no los disfrutamos. El viento hizo que me tragara mis palabras que un día antes comentaba con Sergio, ya no me da miedo el viento ni las cuestas, será que antes eran mayores? No me dijo, ahora has ganado confianza. Pues bien, y la perdí cuando el viento me movía de carril como si fuera un trapillo, así que nunca acabas de aprender y la boca mejor cerrada que si antes hablo...
Y entramos a España recorriendo toda la Costa brava, pero sin verla, sin pisarla, sin parar, ains casi enfadada llegué a Barcelona, y es que se que no había tiempo pero... no pude agarrarme a esa costa que tanto me gusta y es que los 90 km/ h a veces te dejan ver y otras muchas limitan tus ganas de parar, porque avanzas despacito y si le pides gas, ella no puede dar lo que no tiene, así que llegará el momento de despedirla, y cambiar a esa negra culona que me espera en el garaje, con mis muchos agradecimientos y mi duda expectativa de sí me hará sentir tanto como me ha hecho sentir mi Derbi.
Pero el cambio es necesario, ya perderé en mérito porque eso de ser una 125 daba esa exclusividad y estará siempre en mi recuerdo, pero como muchas veces en la vida hay que cambiar.
De lo blanco a lo negro, del Norte al sur, de lo que sentí como genial o de lo que Sergio vivió como no tan genial y es que los sitios, las cosas, las personas dependen de como las mires, y merecen la oportunidad de ser vistas despacito, queriendo ver y disfrutar y sobre todo sabiéndonos afortunados todos aquellos que viajamos, porque creo que viajar es algo maravilloso.
Menos mal que no quería escribir crónica, casi no me he enrrollado, por ella.
Queda en mi recuerdo la costa Amalfitana, Siena, y mi reliquia del viaje los Cinque Terre, cinco pueblecitos en acantilados de vértigo, carreteras para disfrutar y donde los colores se intensificaron, el mar se presenta hermoso, los pueblos van apareciendo de curva en curva y se acercan al mar majestuosos, sencillamente geniales. Y esto fue el sur, la toscana nos iba acercando de nuevo hacia el norte de Italia, es bonita, colina, campo, campo, colina y los verdes y amarillos juegan alternándose a tu paso pero... me quedo con esos cinco pueblecitos. Ah y a Possitano en la costa Amalfitana se baja hasta abajo en coche/moto que andando es mortal la subida( por experiencia).
Y llegados a Roma...no m,e cansaría nunca, me encanta, es especial, es mágica, colosal, y l Vaticano, la plaza San Pedro es uno de esos sitios que me sobrecoge, me suscita respeto. Y mi gran favorita...Florencia, es muy especial, pasear por el puente Vechio, el Duomo, es maravillosa.
Bueno y pasando todo esto, Sergio seguía tosiendo y sin poder dormir a penas dos horas seguidas, su viaje era diferente, yo hubo tramos que disfruté de cada curva hasta que estos ya adentrados en la noche se me hacían difíciles, me costaba seguir aquella linea que nunca iba recta y es que las curvas enlazan una con otra sin piedad y lo que comienza siendo un baile, un juego acababa siendo duro, pero ahí que seguimos trazando.
Retornamos por la Provenza francesa, lo que otro fin de semana fue una ruta genial, el resfriado de Sergio que persistía, dejó a un lado aquellos flamencos, aquellos campos, arrozales y no los disfrutamos. El viento hizo que me tragara mis palabras que un día antes comentaba con Sergio, ya no me da miedo el viento ni las cuestas, será que antes eran mayores? No me dijo, ahora has ganado confianza. Pues bien, y la perdí cuando el viento me movía de carril como si fuera un trapillo, así que nunca acabas de aprender y la boca mejor cerrada que si antes hablo...
Y entramos a España recorriendo toda la Costa brava, pero sin verla, sin pisarla, sin parar, ains casi enfadada llegué a Barcelona, y es que se que no había tiempo pero... no pude agarrarme a esa costa que tanto me gusta y es que los 90 km/ h a veces te dejan ver y otras muchas limitan tus ganas de parar, porque avanzas despacito y si le pides gas, ella no puede dar lo que no tiene, así que llegará el momento de despedirla, y cambiar a esa negra culona que me espera en el garaje, con mis muchos agradecimientos y mi duda expectativa de sí me hará sentir tanto como me ha hecho sentir mi Derbi.
Pero el cambio es necesario, ya perderé en mérito porque eso de ser una 125 daba esa exclusividad y estará siempre en mi recuerdo, pero como muchas veces en la vida hay que cambiar.
De lo blanco a lo negro, del Norte al sur, de lo que sentí como genial o de lo que Sergio vivió como no tan genial y es que los sitios, las cosas, las personas dependen de como las mires, y merecen la oportunidad de ser vistas despacito, queriendo ver y disfrutar y sobre todo sabiéndonos afortunados todos aquellos que viajamos, porque creo que viajar es algo maravilloso.
Menos mal que no quería escribir crónica, casi no me he enrrollado, por ella.
Muy bueno ...si señora...muy,muy, bien.
ResponderEliminarEres una catacrack. Cronica chula y extensa, como a mi me gusta
ResponderEliminarGenial la crónica pero qué es éso que con la nueva moto te pondrás a 120 o más ?????Como hermana histérica tuya que soy me matas los nervios......😁
ResponderEliminarBueno hace tiempo que echo de menos una crónica motera. Quizás la presentación de la nueva montura. Es lo que tiene este mundillo de observadores pasivos, que nos acostumbramos a soñar en las crónicas de otros y quizás debiéramos crear la nuestras propias. Un saludo desde Granada de un seguidor vuestro.
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