sábado, 13 de agosto de 2016

13 de agosto. Vidim, Bulgaria. #RutahaciaelEste.

Hoy acabamos con Bulgaria, bueno mañana pero ya no habrá por este verano más cenas ligeras búlgaras. La verdad es que da gusto estos países por lo baratos que son, cenar en un barco a orillas del Danubio. Con música, pescaito, ensalada búlgara buenísima y alitas barbacoa con dos cervezas de medio litro, la mía con limón y menta, apuntad, menta, vaya descubrimiento, estaba buenísima., y café...no llega a doce euros los dos y la cenaba de ayer con postre etc quince, así da gusto. Y es que hoy en ruta hemos parado en una terraza a descansar, vale que la terraza era algo cutre, pero cocacola y capuchino, dos levas, o sea un euro.
Lo primero ver el puente cubierto de Lovech, único en Bulgaria y además había tiendas de recuerdos, se nos acaba Bulgaria y seguimos sin pegatina de Bulgaria ains. Pero no ha habido suerte, yo creo que ni nos entienden, stikerm adesif...  Uhmmm, no.

Va que me lío , lo primero de hoy eran unas cuevas a pocos km, por el camino me iba entrando cague filma porque Sergio me informaba de los 35000!!! Murciélagos que hay en la cueva. Al llegar cuatro furgonetas a modo de tenderetes vendían imanes de... Murciélago etc y de ver fotos chulas a pensar en los bichos se me quitaban las ganas, pero ha sido fácil, llegado un punto hay carteles que prohíben pasar porque dice hay colonias de murciélagos en época de amamantarlos etc, genial, no me hacía ilusión ver a los bichos colgados. Se oían chillar y alguno volando pero son muy rápidos y no da tiempo a sentir miedo. El pequeño trozo de cueva es impresionante, agujeros por los que se cuela la luz y dan un aire místico al sitio, pero vamos que bien así, los murciélagos a un lado y yo al otro.


De punto a punto no teníamos nada y el segundo lugar ya estaba casi en destino, así que se hizo un poco aburrido, aunque comer en el lago que apareció por sorpresa lo hizo más llevadero, aunque hoy no hubo agua, ni golpes contra las señales ni contra las puertas que ayer Sergio inauguró el marco de una tienda a su salida triunfal que se me olvidó contarlo y casi me meo de la risa.
Hoy, hoy he pasado frío, si, yo por debajo de los 22, frío, ya veras mañana, me veo cenando sopa.
Pero el punto de interés se mostraba ya en carretera impresionante, unas formaciones rocosas como los malos de rifles pero jugando a crear figura como en la ciudad encantada de Cuenca y esto elevándose considerablemente. Impresionante, un imprescindible si vienes a Bulgaria, de roca en roca, de alto en alto me paraba, disfrutaba, pero como dice Sergio debo haberme hecho responsable, porque me encantan los precipicios en grado sumo y me gusta asumir riesgos, en cambio hoy, no estaba por arriesgar mucho. El tortazo sería de muerte rápida, así que fui con precaución y saboreando cada vista, que exuberante se muestra la Naturaleza tantas veces, me encanta.


Y a pesar de esto hoy también me quedo con otra imagen, el cielo.

A pocos km estaba nuestro hotel, a muy pocos metros del Danubio, y ya casi se puede oler Rumanía, pero eso será otra historia, eso vendrá mañana.

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