En el " hotel" os recuerdo ese de sillón extraño, 40 metros cuadrados de habitación...
Sí ese, no había desayuno, y en Blagoevgrado ( tela con el nombrecito) era difícil encontrar un bar, y ya que estuvieran desayunando... Y Sergio que es de no preguntar y que no necesita el café, y yo callada acumulando puntos negativos. Al final, decide( porque yo quería café, lo recuerdo) supermercado. Se mete por la acera con la moto, la señora que vigila el parking de la calle le dice que en la acera no, el que sí y yo sigo sumando, la cosa ya no tenía arreglo, solo podía empeorar.
Efectivamente, en el supermercado tengo que coger Nestee para desayunar, Nestee!!!, bufff y magdalenas. Al final moto, y para en una curva con un monolito de muerto de no sé qué y dice venga, a desayunar. Ahhhhhhh!,!!!!!!
Pero entonces dijo la frase" aquí me parece que hay una tensión no resuelta" con esa sonrisa que pone de niño bueno, y claro me entró la risa, después solté todo mi cabreo pero ya no estaba enfadada, y es que cuando quieres a alguien, los problemas se minimizan y esto no era ni problema. Pero... Que conste Sergio, que mi café de por la mañana, es más sagrado que el cortado de al mediodía .
Seguimos para ver si podíamos ver unas formaciones rocosas que esta mañana Sergio vio como recomendación. Pues bien, hoy mi" prometido" no tenía el día. A mí me encantan esas cosas, y las cuevas, y las calles con árboles, y un acantilado de vértigo y... Tanto como a él los monasterios y cualquier tipo de piedra. Camino no, pista de piedras con cierta dificultad, bien, la pasamos , llegamos y parking para dejar la moto y andar. ¿. Andando? Dice Sergio, pasamos que se nos hará tarde,
¿ Qué? Yo quiero ir, no merece la pena, oye pero... Pues nada, vuelta a cubrirse de gloria. En fin, hoy parecía uno de esos días en que la cosa iba a acabar a tortas.
La carreterita hasta el monasterio en obras, boquete sobre boquete, y escalones, paradas de máquinas trabajando, tierra,... Mecaguentoloquesemenea, ya a punto de gritar.
Pero al llegar...merecía la pena, las piedras no vistas tenían menos importancia, algún beso y alguna broma y de nuevo salvados, a puntito he estado de matarle pero todavía no, ja ja.
La verdad es que el monasterio de Rila es diferente.
Y lo más curioso es los ortodoxos que cuidan el lugar, vestidos con unas batas negras del grosor de la tela de saco y sucios y despeinados como si vinieran de luchar cuerpo a cuerpo en las montañas, pero oye ahí estaban paseando, apagando velas para que la gente siga poniendo y los fieles ortodoxos venga a santiguarse, porque se santiguan tres veces seguidas, y esto al entrar, al salir, al empezar a rezar... Y se inclinan a modo de respeto que casi parecen hacer pilates.
Y en el monasterio me tome el café, vale a la una, pero me dio igual, un iman y vuelta a recorrer el caminito en obras, a ratos de pie en la moto a ratos sentada, toda una campeona, o macarra, porque entre la moto que está guarrisima de las pistas y la pose...
Y la ruta de hoy en moto llegaba a su fin, Sofía, comida en el Macdonald, a lo seguro, ayer cenamos con el hornillo en la habitación porque todo estaba cerrado y aunque fuera Macdonald, necesitábamos un " restaurante".
Un poco más tarde en el hotel, hoy toca cama extra grande, de esas de 1,80 y salimos a ver Sofía. Esto es Bulgaria civilizada, peculiar pero más normal, la catedral es súper chula, impresionan sus cúpulas , la distribución interior son todas iguales una lámpara central enorme que cae en el centro que forma un círculo dejando un espacio limpio y a los lados pequeñas como si fueran capillas, un gran retablo detrás del enorme círculo y poca iluminación interior.
La ópera, una mezquita al lado del barrio turco, y la típica calle de tiendas, grandes edificios,algunos muy sovieticos se entremezclan con el típico comercio tipo Zara o restaurante de comida rápida.
Pero nosotros hoy queríamos cenar algo de aquí, a los dos nos encanta pedir eso que está en la carta que ni idea de lo que es y se ve raro. El local ya por fuera prometía, comida típica búlgara, decoración extrema del país y ahí que cenamos, y cenamos muy bien y barato, como pasa en estos países. Eso sí, lentos... No, lentisimos, pero con actuación en directo de tres búlgaros ataviados para la ocasión etc, ha merecido la pena.
Y el día por fin, no acabó tan mal como empezó y es que a veces se empieza fenomenal y otras se acaba fenomenal .
Ahora, toca descansar.
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