Así que salimos y ruta hacia el primer monasterio, hoy la cosa iba de monasterios, iglesias de aire noruego ( de madera) y comilonas y valles espectaculares. Caravanas? nada importante, un poquito al paso de algún pueblo o ciudad y ya está.
Las señales de monasterios e iglesias eran innumerables, pero con el tiempo justo lo único que podíamos hacer era ceñirnos al dossiers de Sergio.
El primero, Dragormina, enormes paredes de piedra, muy bien restaurado pero no desprendía misticismo, salvo la señora de la entrada que Bermudas que veía, pañuelo que le arreaba al susodicho. Los frescos del interior están bien conservados pero no me ha impresionado, claro que cuando ya has visto cinco o más te acostumbras.
Y eso mismo pasa con las calles de Rumanía, donde el tráfico de carros tirados por caballos con los rumanos subido al alto de un fardo enorme de hierba que llevan en el carro los conviertes en cotidiano. Es curioso cómo conviven el Audi con el carro, las vacas atada en las puertas de una casa y sobre todo esas ancianas con pañuelo y falda hoy hasta la rodilla, media calcetín o calcetines a media pierna de colores vivos , porque eso sí parecen disfrazadas, casi cómicas.
Además hoy he descubierto que no son buenas amigas, mientras una iba con vaqueros y camiseta normal la otra con falda de flores hasta la rodilla, calcetines rojos mortales y pañuelo, pero por Dios!!! Si eres su amiga dile porque nadie se fija en ella, porque solo ligas tú, ja ja.
Siguiente punto monasterio de Voronet, lo que más me ha gustado es la historia del azul que usa en sus frescos, un azul oscuro que no se consigue tan fácil, por eso le llaman azul Voronet. Destacan sus frescos, no los de la cara norte que a penas se ven y la estructura es como las demás. En esta zona, no se ve ese respeto y misticidad del que hablaba yo en otras cronicas, de,aliados tenderetes, recuerdos y hoy en Voronet un grupo de turistas con Guia , hace unos días lo hubiera visto impensable, será las zonas supongo.
Y por último una carretera que ha superado el nivel boquete, agujero, bache, y arreglos varios, un auténtico desastre, y he de reconocer que he disfrutado pero una parte de mi, oía las maletas y pensaba, en una de estas saldrá una volando, pero no, y la verdad es que ponía de 30, y no hemos hecho caso.
La última, el monasterio de Barasa, demasiado turista, hasta catalanes, que como dice mi suegra allá por donde vas, siempre encuentras, no me había fijado pero ves, igual tiene razón. Y un rumano que vive en La Muela, también nos ha saludado y recomendado la visita al tren más antiguo de Europa, la verdad es que tiene buena pinta, pero lo dejaremos para otra vez, los ticket se sacan con antelación etc porque debe ser súper turístico.
El monasterio me recordó a las iglesias noruegas, pero volviendo a lo de antes, una iglesia y cinco edificios más solo para recuerdos, restaurante etc... No mola.
Me quedo con esas amigas tan diferentes como extravagantes, las ancianas que no se porque motivo veo que al llegar a la vejez, meten los pies y son pintorescas sentadas en un banco a pie de su casa viendo coches pasar y charlando con sus amigas, los contrastes del Audi y el carro, la joven con tacones y la de la falda de flores y pañuelo, las casas como mansiones, y los barracones hechos con cuatro tablas y plásticos y niños medio desnudos y muy mal vestidos que corretean al lado de una vaca o en lo alto del carro. Rumanía, país de grandes contrastes, pero no lejanos si no en la misma calle. Y hoy... Vamos tempranillo, que guay, mañana Hungría , Budapest.
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