Hoy tocaba día tranquilo, no llegaba a los 400 km, primero retrocedíamos en ruta un poquillo para ver Mauthausen, me apetecía, ya fuimos a Auschwitz y me impresionó . No es que me guste, pero es historia, de esas que hay que aprender a... no puede volver a pasar, jamás . Es enorme, aquí había bastante nombre español, España representada pero con la bandera republicana, placas hasta de aérea de los Caballeros, en memoria de paisanos que perdieron aquí la vida. Da igual la bandera, sí, da igual, lo que no da igual son las fotos de tanta gente sufriendo, el crematorio, la cámara de gas, los hacinamientos en barracones, niños nacidos en campos de concentración, la escalera de la muerte, hoy en una hermosa colina pero por la que tantos gritos desesperados debieron escucharse. De nuevo, un sitio donde a pesar de haber visitas( no muchas, hoy), hay silencio, respeto, la gente se sobrecoge ante tanta crueldad, el ser humano tantas veces humilde y otras se enorgullece de la atrocidad. Pero ahora, ya no es orgullo, son banderas que recuerdan , todos sufrimos esto, chinos, alemanes, italianos, franceses, españoles pero recordar para no olvidar y no seguir estos pasos. Historia negra, fea, pero historia.
Bueno y después de tanto negro y tanto silencio, os diré que hoy no pudo ese negro del principio, porque las colinas eran verdes, verde claro e intenso, y cuando el sol casi peleándose con las nubes aparecía aunque tímidamente, volvía el verde claro en fosforito. Las casas unas veces alineadas en la colina, otras desperdigadas, otras a la vera de un río, pero siempre exuberantes, mitad madera y mitad pintadas de colores vivos, muy como las casitas alemanas de la romanticstrage. Y en sus jardines columpios para los niños, la casita del árbol... Hoy parecía el paisaje un desplegable de esas postales que a veces piensas, esto no existe. No me imagino a nadie salir de una de esas casas o trabajando en esos campo chillando y de mal humos, pero supongo que a ellos el verde les dará igual, y el cielo también y que tendrán días buenos y días malos. Pero a mí, hoy sus casas, sus campos, sus gentes, me alegraban el día, la vista y todo, daban Paz.
Comimos en una parada de carretera, una sopa picante con nuestro hornillo que vamos, todavía me pica la lengua y es que parecían yatecomo, pues parecidos pero esa guindilla de la foto era una señal.
Y de pronto aquel río, aquellas praderas, colinas y bosques jugaban a entremezclarse y además dibujarse en un hermoso lago, o quizás el río que se abría, y faltaba el súperchulo, y de verdad lo era.
Hallstatt, el pueblo más bonito junto con Reine en las Lofoten( que ya lo vi y lo corroboro), de verdad que ambos son especiales, pero vamos al de hoy. Hallstatt, pequeño y coqueto con sus casas bien conservadas, su plaza donde las casas pelean por asomarse, con sus maderas perfectamente cuidadas y pintadas de colores. Y aquellas que se asoman al lago, como damas presumidas que se miran al espejo con sus mejores galas, hasta los patos son elegantes cisnes que se acercan con descaro hasta los selfies de los turistas ja ja.
Y cuando ya no podíamos fotografiar más, o si pero teníamos que seguir, continuamos hasta Saltzburgo. Y nos convenció, mañana se merece un paseo y foto, porque de noche aunque el castillo y alguna cosilla estaba chula iluminada, las fotos habrá que hacerlas con luz, mola.
Un cierre buenísimo a un día genial en un entorno y compañía inmejorable que guardaré en mi retina.
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