martes, 19 de agosto de 2014

La Trollstigen el Geiranger, lugares de ensueño. 19 de agosto de 2014.



Nos levantamos, abrimos la cortina y... lloviendo. A penas comentamos nada, Sergio dijo, haremos lo previsto, Trollstigen , Geiranger y llegaremos a Bergen, una lástima( por el mal tiempo) pero bueno.
Ayer oí que se planteaba no hacer la carretera de los Trolls y es que la carreterita se las trae, yo ignorante de mí, la busqué en youtube.
XD, odio esas carreteras con paellas y tornantis etc, pero tenía cascadas, por eso no le dije a Sergio, no vamos. Solo le pregunté, podré? y él contestó, claro, iremos con cuidado por la lluvia y si hay niebla yo delante y sigues mi trazada.
Lo siguiente el fiordo Geiranger, pues ni lo busqué, otro fiordo y ya Bergen donde casi muero buscando donde dormir.
Bueno empezamos lloviendo y encima esa carreterita que solo tenía ganas de terminar.
Primera foto en la única señal de troll que exixte, claro, y así está la pobre, pero hace ilusión. Empiezan las paellas, Sergio se puso delante, llovía pero teníamos buena visibilidad y a penas subían dos coches más, que al rato se pararon . Así que nos quedamos solos. Los autocares de los cruceristas, etc todavía estaban durmiendo. Nosotros íbamos a desayunar a la cafetería de arriba, en la Trollstigen, de premio (que aunque chula es un rato, el servicio, un par de chicos desganaos).
Y al minuto...Dios mío que cascadas, rompen justo en la carretera, bueno en el borde pero siguen, otras las pasas por debajo. Y es que hoy llovía, pero eso hizo que viéramos esa carretera lo más salvaje y bonita que he visto nunca una carretera. Iba gritando de alegría , con todos mis sentidos en el carrilillo que marcaba la rueda de Sergio que secaba el asfalto eso sí. pero íbamos subiendo en primera y segunda así que daba tiempo a disfrutar de todo.
Podría poner fotos, que colgaremos, vídeos que también los tenemos, pero esto es otra cosa, que hay que ver. Y quizás no con sol, y un día perfecto lleno de turistas y autocares donde la emoción será no comerte al autobús ni darte un susto de muerte con un coche o camión. Quizás lo mejor sea un día de lluvia, donde las cascadas parecen gruñir y tirarse por las montañas como buscando el mejor de sus saltos y eso sí , sin niebla. Subimos , hicimos fotos, reímos, los dos estábamos eufóricos, tanto que la euforia nos ha durado todo el día.
Y luego llegaron los autobuses de japoneses, caravanas y coches y mientras desayunábamos la niebla se metió entre las cascadas y la carretera, a penas se veía. Gracias Dios mío por el regalo de hoy, Casualidad? no lo se, pero no lo olvidaré jamás.
Ahora tocaba bajar para luego volver a subir y bajar , hoy ha sido día de paellas y muchas curvas pero no tan salvajes como estas( o al menos no todas, gracias a Dios). La niebla iba como abriéndose a nuestro paso y no impedía una visibilidad aceptable, de vez en cuando, incluso solo llovía en vez de diluviar. Y es que hoy iba a ser un día especial. Sergio, le dije, ¡que bien no tengo frío! aunque noto empapadas las manos y TO-DO, ja ja ,se rió Sergio, pues estamos a seis grados. Da igual, estaba feliz.
Bueno pues solo por esto, Noruega en agosto sí, da igual si llueve unos días, porque si estas en la Trollstigen y no hay niebla, vas a disfrutar.
Y apareció el fiordo Geiranger, ¡que pasada! y no es eso lo que dije, pero es que te salen hasta las palabrotas sin querer, claro que había visto fiordos, pero este es especial.
Rodeado de montañas que parecen llorar, al igual que cuando empiezas las carretera de los Trolls, sí,las montañas parece que lloran, un montón de cascadas, unas más finas y otras no tanto, que empiezan allá en lo alto y caen al mar, porque no olvidéis que estas montañas están a nivel del mar.
Montañas y cascadas que habría que subir más de dos mil metros en el Pirineo para ver algo que se asemeje y aquí las tienes ahí mismo, majestuosas, elegantes, con sus mejores galas, todas verdes, a veces cubiertas de abetos, otras de musgo, hierba y piedra mojada, es espectacular.
Y desde allí veíamos entrar en el fiordo pequeños barquitos que parecían de juguete ¡pero no!, eran cruceros, de esos que impresionan y que al lado de esas paredes de montañas y desde arriba, eran insignificantes barquitos.
Bajamos y subimos, no sin antes parar a hacer fotos, lloviera o no, y total como ya iba mojada hasta me metí en una cascada.
Hoy tocaron varios saltos de esos que me gusta dar cuando algo es significativo para mí. y hoy lo ha sido.
Y después se sucedieron los ferrys(dos cortitos) y los túneles, los últimos 100 km muuuuchos túneles e incluso hubo uno o dos rayos de sol, sí rayos, más o menos de unos diez minutos , lo justo para que Sergio y yo a dúo cantáramos " Un rayo de sol ", naturalmente.
Los dos estábamos contentos, hoy no importó la lluvía, no importó no poder comer sentados en esos bancos estratégicos situados a los pies de un fiordo, o mirando un glaciar.
No importó, porque vimos el glaciar, vimos el fiordo, vimos las cascadas, vimos las montañas y sentimos ese algo especial que te hace sentir vivo, hoy no fuí "Campanilla" pero me sentí FELIZ.
Y mientras iba en la moto sonriendo, pensaba, tengo que conseguir educar a mis hijos para que un día puedan valorar esto, quizás la solución no pasa por obligar a mirar por la ventanilla del coche cuando quieres que dejen la Play, o querer llevarlos contigo para enseñarles todo lo que he visto. Porque quizás ellos prefieran hacerlo con sus amigos, o ver otras cosas. Pero tienen que aprender a ver, a saber valorar la Naturaleza y lo que nos ofrece. Y creo que se como, hay que dar oportunidades, mi madre no me llevó a la montaña, ni a un pueblo, no teníamos coche. Pero me dejó ir de campamentos y eso seguro era un esfuerzo en la familia, me enseñó a valorar las cosas, el trabajo y a priorizar necesidades y fui yo la que llegué a  amar la naturaleza, respetar a la gente, incluso seguro me allanó el camino para conseguir saber amar de verdad, así se disfruta.
Por lo tanto, se trata de dar posibilidades, hablándoles de lo que yo vi, otras de acompañarlos para mostrarles eso que tanto me gustó, cada día juegan con los imanes de la nevera. Ahí están todos los países que he ido con Sergio, un montón. Y les encanta hacerme preguntas y planificar donde irán. Quizás no sea conmigo o quizás tenga suerte y sí, pero esos imanes, esos vídeos que Sergio hace tan geniales, nuestras excursiones en familia... son oportunidades, ventanas que les muestran otras posibilidades al confort aburrido del sofá, la tele, o los video juegos. O incluso de las clases, donde sigue preocupándonos( a los maestros) tanto inculcar conocimientos. Cuando deberíamos preocuparnos un 90% más en enseñar a "educar los sentidos", sí, educar la vista, para saber mirar y no solo  ver , educar el oído, para escuchar y no solo oir, el tacto, para saber recibir y dar una caricia, el olfato, para saber apreciar el fresco de la mañana, el calor de un buen caldo y no solo oler y el gusto para saber apreciar mil sabores diferentes, estar abiertos a probar.
Así que hoy, fijaos si me ha cundido, he pensado en mis hijos, como cada día, intentando pensar como trasmitirles lo que de verdad es importante, y hasta en el trabajo, al fin y al cabo se lleva gran parte de mi vida.
Y mañana será diferente, no se si mejor o peor, será diferente.



6 comentarios:

  1. Jo! Me gustó mucho la crónica de hoy,con enseñanza incluida.Lo mismo hago con mis hijos pero parece ser que no lo captan. En fin,poco a poco.

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  2. Me ha gustado la cronica de Sergio...pero la tuya mas!!!

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