sábado, 9 de agosto de 2014

Suecia, Estocolmo. 9 de agosto de 2014



Erase una vez un día en el que tus sentidos se concentran en uno, el olfato. Y es que hoy me llevo un extra de olor a pino, a pino, bosque, madera... y es que por algo Ikea es sueca, sabía que materia prima no le iba a faltar. Dios mío ¡cuánto árbol!, de esos que desafían al cielo, altos, fuertes, y es que claro, en Suecia las cosas se ven desde más arriba, salvo que no seas sueco/a como es mi caso. Y es que son más que  altos/as, (hasta el ascensor del hotel tiene el techo más alto que había visto nunca).
Nada más dejar Copenhague, atravesando otro altísimo puente, Oresund, donde claro cómo no iban a gastar en hacer molinos de viento! Como los de La Muela, pero en el mar. Inversión asegurada. ¡Qué viento! Si los de La Muela se forraron con los molinos, toda Suecia debe estarlo también, porque el aire sopla que no veas. De la tensión del principio he acabado dejándome llevar y confiando en la moto. La verdad es que no hace falta luchar tanto, ella solica corrige trayectoria. Aunque no niego que si sopla menos, mejor.
La carretera era fácil de seguir, rectas inmensas y bosque a los lados, carreteras de 80, 90, muy adecuadas a mi, y a penas interrumpidas por alguna pequeña población o más bien casas aisladas que comienzan con gasolinera, supermercado, lago, y casitas de tonos rojos y amarillos cubiertas con unas placas onduladas como de metal en sus paredes. Ayer eran los tejados de paja con barro muy peculiares, hoy habían cambiado. Y es que conforme avanzamos, las cosas cambian. Las casas, las señales (hoy he visto mis primeras señales de atención alces), banderas.
Solo nos persigue algo, arraigado en la mayoría de los países, salvo en España. Y es una pena: la cultura de la bicicleta. Para ir a comprar, para salir de copas, para moverte ya sea por el motivo que sea, el principal medio de transporte, es la bicicleta. Copenhague se llena de bicis en los muros de las casas, aceras, plazas... lo mismo en Suecia: carriles para bicis entre poblaciones, mayores y pequeños, todos van en bici y se la llevan de vacaciones. A ver si copiamos.
Pero hoy érase eso, érase un olor, pino. Y si tengo que fijar mis ojos no será en esos árboles y bosques que mira que me gustan, pero te deja de impresionar al cabo de 500km. Mis ojos se quedan hoy en Estocolmo, muy recomendable, hay que ver Estocolmo, es precioso, señorial, con encanto, bohemia pero elegante, mágica y una maravilla para perderse y callejear, y mirar, y disfrutar.
Mañana... MÁS.

2 comentarios:

  1. Que ganas me dan de darme un paseo en bici por Copenhague ! Ahhhhhh! Cada vez pinta mejor la ruta ! Adelante !

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  2. El próximo año en moto hasta los Pirinieos, desde allí hasta donde digas en bici :-D
    Si esto empieza a gustarte, imagínate desde donde estás hasta Nordkapp de color blanco!, la nieve del invierno! y... esas Auroras Boreales... es lo que me falta a mi.

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