lunes, 11 de agosto de 2014

Luleå, a puntito del circulo Polar Artico. 11 de agosto de 2014



Hoy parecía que tocaba tirada algo más larga que ayer y autovía, así que, no muy divertida.
Pues los 600 km de hoy, han empezado con diferente color. El mío, rosa, casi de momentazo, yo iba feliz, la autovía parecía no serlo, los bosques se acercaban a ella como si estuviéramos en una carretera, y había curvas, puentes, lagos, mar, lagos, lagos, mar, puente, bosque, y así hasta el infinito.
Ante esto, yo era feliz, ¡mira Sergio, que maravilla!
Los coches y camiones ya se disfrazaban casi todos, lo que hasta ahora era cosa de unos pocos ahora ya lo son la mayoría, en sus parrillas se alinean tres o cuatro faros redondos grandes y los camiones le suman unas defensas enormes que cubren sus radiadores.
Y es que eso de los alces que pone en las señales debe ser verdad, aunque todavía no los he visto. Durante seis meses aquí las noches son eternas, aunque ahora ellos continúen cerrando todo de 6 a 8 máximo de la tarde y desaparezcan de las calles cuando la luz del sol no se vaya hasta las diez de la noche y no del todo porque la hora azul es mucho más de una y dos horas. Vamos que los faros los rentabilizarán.
Vamos que todo cambiaba a mis ojos y disfrutaba de los grandes ventanales que a mi paso se abrían, para dejarme ver paisajes de postal.
Pues bien, ahí estaba él, Sergio Morchón Ramos, a puntito de sacarme de mis casillas. Hora y media bostezando, pero tipo "oso", a lo bestia, una y otra vez, omitiendo cualquier comentario salvo el de que sueño, que aburrido... y es que hoy ha debido dormir mal, le dolía la muela y vamos que estaba como regloso, ja ja y luego dicen de las mujeres.
Hemos desayunado en un camping, que era una pasada, que yo con mi momento rosa encontré.
Y es que cuando tienes los ojos abiertos al rosa las cosas se ven de colores. Hoy él, estaba gris, hubiéramos acabado comprando dos batidos en una gasolinera y refunfuñando fijo.
Cuando la serie de puente, bosque, bosque, puente, se hacía ya pesada, Sergio saliéndose de la autovía, a través de una pista de tierra, ha llegado hasta un embarcadero. Hasta con secadero de bacalao incluido, el mar, los árboles... a Sergio ya no le dolían tanto los brazos y la muela, había decidido cambiar de actitud. Eso, o el RedBull que se tomó en una gasolinera.
Sitio perfecto, fotos, comida (por fin se acabó, la butifarra no me gustó nada) hasta compramos plátanos de postre y es que echo de menos la fruta, unas risas, bastantes y p'alante.
Un tirón más con paraditas para estirar piernas y habíamos llegado a Luleå.
En un hotel de los de pabellón, bungalow, casas rojas, como camping pero no, pero muy guay, como el de ayer pero en pijo. Tanto que hace media hora al volver de cenar me he tomado un cafe con pasta gratis que hay en una salita y en otra, gratis también, me he hecho ni se los programas en un sillón de masajes que si no me dice el Morchón, ¡ya vale maña! con cierto tono gris, yo aún sigo ahí en mi momento rosa.
Y es que, aún en el sitio más especial, uno puede ser gris o rosa y que queréis que os diga, yo he aprendido que la vida te pone a prueba, pero la actitud ante todo, es la que uno quiere. Y eso hace que pintes las cosas como tú quieras.
Y yo, me apunto al rosa.




                                  

3 comentarios:

  1. J'aime la vie en rose ! Y hoy será de lo mejor !

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  2. Buena actitud! Ya queda menos,pero cuenta con la vuelta también. Viéndolo de color rosa,todo sera mejor. Animo!

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